miércoles, 29 de diciembre de 2010

LOS PRIMEROS BALBUCEOS DE TU HIJO

Las primeras palabras de tu bebé


Niño hablando
Aunque hasta los 6 meses los bebés no empiezan a balbucear sus primeros sonidos, lo cierto es que desde que nacen se están comunicando contigo con la sonrisa, los gestos, el llanto…
Poco a poco, irá desarrollando esa capacidad y al final de su primer año de vida, estará listo para empezar a hablar. Cuanto más le estimules y le hables, mayores deseos tendrá de ser capaz de comunicarse contigo a través de palabras


Los bebés aprenden a hablar a ritmos tan diferentes que su lenguaje receptivo –lo que entienden de lo que se les dice- indica mucho mejor sus progresos. Este cambio lo irás notando de diferentes maneras. Primero notarás que se vuelve hacia ti cuando dices su nombre. A los 9 meses empezará a reconocer palabras que designan objetos y personas familiares como “vaso” o  “agua”. Se reirá en el momento oportuno cuando le cantes canciones, buscará con la mirada su biberón cuando le preguntes por él y seguirá instrucciones sencillas como “Dale un beso a mamá”.

Algunos bebés dicen sus primeras palabras antes de cumplir el año (palabras que por lo general sólo reconoce su familia), pero son muchos los que no pronuncian nada comprensible antes de los 13 meses. Siempre y cuando tu bebé parezca entender lo que le dices, lo más probable es que su lenguaje oral se desarrolle normalmente.


Desarrollo del habla

Etapa prelingüística: De recién nacido al año y medio. En esta etapa la comunicación se da a través de señas, gestos y ruidos. También se establece la intencionalidad -el deseo de comunicarse- y la referencia -los objetos o personas de quienes hablamos.

Durante esta etapa los bebés muestran interés por los objetos, logran realizar diversas cosas con los mismos y actúan de manera espontánea. En cuanto a la comprensión, logran entender lo que se les dice a través de palabras clave con ayuda del contexto.

Hacia el segundo mes, empieza a percibir algún que otro ruido y a emitir sonidos como “eh”, “uh” para contestarte. En el tercer mes empieza a pronunciar sonidos simples de vocales, como “oh”, “ah” y “uh”. En el cuarto mes su lenguaje es muy variado: intenta “hablar” con soplidos, grititos, risas y repite “ka” en un intento de emularte.

El balbuceo es una de las etapas más importantes y, por regla general, comienza hacia los 5-6  meses, época en que los bebés empiezan a dominar la lengua, los labios y el paladar. Tu bebé descubre primero las consonantes y comienza a pronunciar sus primeras sílabas como “ba” o “pa”. También surge un sonido nuevo: “ejj”. Una vez que alcanza un control suficiente de los sonidos, se divertirá repitiéndolos una y otra vez, por ejemplo, “ba-ba-ba” o “pa-pa-pa”. Hacia los 8 meses estará pronunciando dobles sílabas que suenan como palabras verdaderas, tales como “ba-ba” o “pa-pa” (¡para alegría de su padre!).

Entre los 10 y los 12 meses encadenará los sonidos que conoce y usará la entonación de tal modo que parezca un discurso verdadero. Es capaz de seguir una conversación y hará ruidos durante las pausas. Puede que ya diga alguna palabra con sentido.

Al final, los experimentos con los sonidos le llevarán a pronunciar sus primeras palabras, por lo general cuando cumple un año de vida. Pero no te sorprendas si sólo tú y otros miembros de la familia le comprendéis. No siempre se trata de palabras verdaderas, pero si reconoces lo que quiere decir y le repites la expresión correcta, acabará por decirlo bien.

Etapa de 1 palabra: De 1 a 2 años. Emplean una sola palabra para expresiones más largas o para referirse a objetos diferentes. Por ejemplo “coche” puede significar “Ahí está el coche”, “Vamos en el coche” o “Quiero subirme al coche”.

A los 16 meses utilizan nuevas palabras y son capaces de imitar lo que dices. A los 18 meses pronuncian sus primeras frases u oraciones en lenguaje telegráfico (en su estructura van a utilizar sólo lo necesario). A los 20 meses ya utilizan verbos, hacen menos gestos y nombran más cosas. Aumenta su nivel de comprensión y aprenden nuevas palabras casi a diario. Al final de este segundo año. La mayoría utilizará ya unas 100 palabras.

Etapa de lenguaje telegráfico: De los 18 a los 30 meses. Ya empieza a decir más de dos palabras, pero aún no crea oraciones, y sigue siendo incomprensible a veces. Se empiezan a realizar combinaciones de palabras con significado, por ejemplo: “mamá leche”, omitiendo las preposiciones y los artículos. Empiezan a tener concordancia en género y número.


Niño cascosFrases y oraciones simples: De los 24 meses a los 3 años y medio. Aunque sean breves, ya crea frases, pues cuentan con estructura de sujeto y predicado. Hay una relación estrecha entre los objetos y los eventos, muestra interés por conocer el nombre de lo que le rodea y al expresarse logra emplear términos de una manera específica. La articulación del lenguaje (pronunciación de los fonemas), está casi completa a esta edad, con excepción de /r/ y /rr/. Son capaces de iniciar, seguir o cambiar un tema en una conversación y comprender la toma de turnos. Hacia los 36 meses dicen más de 1.000 palabras y su dominio de la gramática es casi parecido al de un adulto.

Oraciones complejas. De 3 años en adelante. Su comunicación verbal es más fluida, sus frases son más largas y libres de contexto. Sus oraciones complejas se forman de la unión de varias oraciones simples, los avances posteriores son poco perceptibles. A esta edad se empiezan a comprender las metáforas y los chistes. La pronunciación se logra de manera completa. El lenguaje puede ser motivo de juego con las rimas y canciones. Se logra tener más en cuenta la perspectiva del oyente y logran realizar relatos coherentes de acciones y eventos.


La importancia del oído

La capacidad de oír bien es vital para el desarrollo del lenguaje ya que incentiva la imitación y ésta, a su vez, estimula las aptitudes del lenguaje. Podrás comprobar si el oído de tu bebé está bien si:
-A los seis o siete meses balbucea, intenta imitar sonidos y se vuelve hacia ti cuando escucha tu voz.

-A los nueve meses escucha con atención los sonidos familiares cotidianos, como un perro que ladra o el timbre de la puerta.

-Hacia el año te responde cuando le dices “no” o “adiós”.

Pérdidas parciales del oído –causadas, por ejemplo, por repetidas otitis- pueden interferir con el desarrollo del lenguaje. Si tienes alguna preocupación respecto al oído de tu bebé, consulta al pediatra.


Consejos para ayudarle a hablar

-Pasa mucho tiempo comunicándote con él, incluso de recién nacido.

-Habla sin parar con él para que se acostumbre a tu voz y a los diferentes sonidos. Cuanto más le hables y le animes a que te responda, antes aprenderá a hablar y mejor lo hará. Sé teatral en tus conversaciones y hazle continuamente preguntas. Si parece que te entiende, pregúntale si es así, repite lo que has dicho y elógiale. Explícale, desde recién nacido, todo lo que vas haciendo, incorporando su nombre a las explicaciones “Ahora Mamá y Juan se van a ir de paseo”.

-Imita cualquier sonido que haga, pero cambiando el tono y el volumen. Si te escucha, estimúlale con nuevos sonidos y nómbralos. Cuando empiece a pronunciar sílabas, repítele todo el rato mamá y papá para que él quiera imitarte.

-Léele. Comienza a hacerlo lo más pronto posible, aunque sepas que aún no te entiende. No es necesario que termines todo el libro, busca cuentos con ilustraciones, adecuados para la edad del niño, y que inviten a tu hijo a mirar mientras le explicas los dibujos. Intenta comenzar con libros en los que el niño pueda imitar movimientos, sonidos o que presenten texturas que tu hijo pueda tocar. Cuando sea mayor, permítale señalar las imágenes que reconozca e intentar nombrarlas. También puedes leerle poemas infantiles, que tienen el atractivo de la rima. Continúa con libros que permitan al niño predecir lo que ocurrirá. Es probable que tu hijo comience a memorizar sus historias favoritas.

-Todos los niños comienzan pronunciando mal muchas palabras, y así la familia al completo aprende también un nuevo vocabulario, y hablan del “tete”, del “guau guau” o cuando se van a la cama dicen: “¡a momí!”. No tiene ninguna importancia adaptarnos a las expresiones del niño, pero no debemos olvidar que uno de nuestros objetivos es que aprenda la expresión y pronunciación correcta de las palabras. Por lo que no siempre celebraremos sus deslices, por mucha gracia que nos haga, sino que le mostraremos cómo se pronuncia bien.

-Las canciones y los juegos son uno de los mejores instrumentos para estimular el aprendizaje de la lengua. Y tampoco hace falta conocer un amplio repertorio de canciones infantiles, sino que basándonos en la repetición de sonidos, en la rima y el ritmo, podemos acompañar cualquier actividad con canciones.










http://www.todopapas.com/bebe/desarrollobebe/hablar-las-primeras-palabras-de-tu-bebe-552

ALIMENTACIÓN DEL LACTANTE

Alimentación del lactante
Actualmente existe preocupación para establecer la práctica de la alimentación infantil sobre bases
científicas, pues sabemos que, a pesar de la gran demanda nutritiva de esta etapa de la vida, fruto del ritmo de crecimiento y desarrollo que experimenta su organismo, éste tiene grandes limitaciones.
En efecto, el recién nacido sano, o sea, con peso, talla y psiquismo adecuados,
no tiene completamente desarrollados:
· Los mecanismo de regulación del apetito.
· Los procesos digestivos (enzimáticos y de absorción).
· Las reacciones de interconversión metabólica.
· Las posibilidades de filtración y concentración renal.
· Los sistema inmunitarios, etc.
En 1980, la American Academy of Pediatrics (USA) definió las etapas de la alimentación del recién nacido y
la primera infancia, en base a estos conocimientos,
en los periodos siguientes:
A) Período lácteo, caracterizado por ser la leche el único alimento, sea ésta humana o, en su defecto, leche
artificial de fórmula adaptada. Durante este período, el lactante es capaz de succionar y deglutir, pero aún no ha desarrollado capacidad para digerir ciertas proteínas o para soportar cargas osmolares excesivas a nivel renal. Este período se estima que dura aproximadamente hasta los cuatro-seis meses.
B) Período de transición o diversificación progresiva, durante el cual se van introduciendo con prudencia
alimentos no lácteos, preparados de forma adecuada en consistencia y cantidad para no sobrepasar el ritmo de madurez digestiva y renal, así como del progresivo desarrollo neuromuscular. Este último
le permitirá conocer los alimentos, masticar y distinguir sabores, olores y colores de los mismos.
Este período debe favorece el desarrollo de los sentidos, aprovechando la ampliación alimenticia para pasar de succión a cuchara, lo que le permitirá paladear mejor y cambiar la textura, de líquido a triturado y
posteriormente, cuando ya tenga dientes, a troceado. De esta forma, hacia los 18 meses el niño.. es capaz de conocer los alimentos básicos y los gustos fundamentales: dulce, salado, ácido y amargo.
C) Período de maduración digestiva, durante el cual todos los mecanismos
fisiológicos e inmunitarios van
madurando hasta alcanzar niveles cada vez más eficaces.




La lactancia materna ofrece muchos beneficios para su niño. La leche materna contiene el equilibrio adecuado de nutrientes para ayudar a que el bebé crezca y se convierta en un niño fuerte y sano. Algunos de los nutrientes de la leche materna también ayudan a proteger al niño de algunas enfermedades e infecciones comunes. También puede beneficiar a la salud de la madre. Algunos tipos de cáncer pueden ocurrir con menos frecuencia en las madres que amamantaron a sus bebés.
Las mujeres que no tienen problemas de salud deben intentar amamantar a sus bebés por al menos los primeros seis meses de vida. Existen algunos casos en los que es mejor no amamantar. Si tiene VIH o tuberculosis activa, no debe amamantar porque podría transmitirle la infección al bebé. Algunos medicamentos, las drogas ilegales y el alcohol también pasan a través de la leche materna y pueden dañar al niño. Fuente
Los expertos coinciden que amamantar es la mejor manera de alimentar a su bebé. No sólo crea un vínculo especial entre usted y su bebé sino que le provee al niño la mejor nutrición. Amamantar también protege a su bebé contra muchas enfermedades.
Beneficios
La leche materna es el alimento perfecto de la naturaleza para los bebés. Su leche contiene los nutrientes correctos, en las cantidades correctas, para nutrir totalmente a su bebé. También promueve el desarrollo de la mente y el cuerpo del bebé. La lactancia materna (o el amamantar) es una buena opción tanto para el bebé como para la madre.
Por qué la leche materna es buena para su bebé
Hay muchos motivos por los cuales es beneficioso amamantar a su bebé:
  • El calostro—una sustancia acuosa y amarillenta previa a la leche—que produce los senos durante los primeros días después del alumbramiento, promueve el desarrollo y funcionamiento del sistema digestivo del recién nacido.
  • La leche materna contiene anticuerpos que ayudan al sistema inmunitario del bebé a combatir enfermedades. Los bebés que se amamantan también tienen una tendencia menor de tener asma, alergias, cólicos y ser obesos.
  • El cuerpo del bebé aprovecha mejor la proteína y grasa de la leche materna que la proteína y grasa de la fórmula infantil.
  • Los bebés que son amamantados tienden a tener menor gases, problemas de alimentación y, a menudo, menos estreñimiento que aquéllos que se alimentan con fórmula infantil.
  • Los bebés que se amamantan corren un menor riesgo de presentar el síndrome de muerte súbita del lactante.
Por qué el amamantar es bueno para usted
El amamantar no sólo es beneficioso para los bebés. Es bueno también para las madres. El amamantar ofrece estos beneficios:
  • Es práctico: el alimento del bebé siempre está disponible y a la temperatura correcta.
  • Al amamantar se libera la hormona oxitocina, que estimula la contracción del útero y ayuda a que regrese más rápidamente a su tamaño normal. También reduce el sangrado después del parto.
  • Puede reducir el riesgo de presentar algunos tipos de cáncer y otras enfermedades.
  • Puede ayudarle a bajar más rápido el peso que adquirió durante el embarazo que si alimentara al niño con biberón.
  • Es más económico que alimentar con biberón.
  • Crea un vínculo especial entre usted y su bebé.
Datos sobre la lactancia materna
Durante el embarazo, comienza a salir una pequeña cantidad de calostro de los pezones. Después de dar a luz, el cuerpo envía una señal a los senos para que comiencen a producir leche. Al cabo de unos pocos días, la leche reemplaza al calostro.
Cuando el bebé mama de los senos, los nervios en los pezones envían un mensaje a su cerebro. A consecuencia de ello, el cerebro libera hormonas que les indican a los conductos en los senos a “bajar” la leche para que salga de los pezones. Esto se denomina el reflejo de bajada de leche y ocurre cuando la leche comienza a salir al cabo de unos días del parto.
Algunas mujeres apenas notan este reflejo de bajada de leche. Otras perciben punzadas en los senos después de unos minutos de que comienza el bebé a mamar. Cuando baja la leche, también puede sentir los senos hinchados. Cuando los senos están hinchados, se sienten llenos y sensibles.
Una vez que se establece la alimentación, la primera leche que fluye de los senos es acuosa y dulce. Esta leche sacia la sed del bebé y le brinda azúcares, proteínas, minerales y líquidos. A medida que el bebé sigue amamantando, la leche se vuelve más espesa y cremosa. Esta leche le dará a su bebé los nutrientes que necesita para crecer.
Trate de amamantar sin suplementar durante por lo menos los 6 primeros meses de la vida del bebé si puede. Puede amantar durante más tiempo si usted y su bebé están dispuestos a hacerlo. Cualquier cantidad de leche materna que reciba el bebé, incluso si es durante unos pocos días, es beneficiosa.


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